Fe en libertad

Volvemos una y otra vez a recordar los relatos "según" algunos evangelistas cuentan. Toda una leyenda sobre el nacimiento de Jesús; lástima, lo hemos mitificado tanto que ya no le queda a penas nada de humano, es más, en estas fechas se le infantiliza de tal manera que se hace imposible creer lo que se cuenta.

Pero al margen de todos los montajes yo sí creo que es posible  dejarnos habitar por la Paz, la generosidad, el Amor... y que esa experiencia nos haga comprometernos con la sociedad, para salir al paso de necesidades humanas de todo tipo.

Esta es la única realidad de la existencia de un Dios que habita por obra del Espíritu  en toda persona; todos/as somos María, todo/as somos Jesús si ponemos a prueba nuestra sensibilidad para captar el mensaje de nuestras conciencias, en donde se puede fraguar lo mejor y lo peor de uno/a mismo/a. 

Solo pretendo seguir buscando la manera del mejor vivir para seguir dando vida.



M. M.  2005

Volvemos a ser espectadores de representaciones navideñas,

y la ciudad se alumbra cual sueño infantil.

¡Qué difícil entrar a descansar en un lugar sin calor, sin luz, después de presenciar la frenética actividad callejera que desperdicia el dinero en caprichos e ilusiones!.

¿Podrá Sr. Rajoy, hacer  aunque sea una "insignificante" mención   a los ciudadanos  que representa, que no tienen donde dormir, donde calentarse, mientras Ud. sonríe ante las cámaras como si aquí no pasara nada? ¿Ni siquiera en estas fechas,  se le conmueven las entrañas?

Nosotros, los ciudadanos y ciudadanas procuramos echar una mano donde "podemos", pero no se aproveche de la generosidad y mire para otro lado mientras los demás intentamos solucionar la papeleta, algo en lo que Ud. está comprometido mediante la Constitución de la que tanto alardea y en la que se apoya cuando le interesa, pero no recuerda que compromete a los gobiernos a procurar techo, educación y comida para todos.

Felices pascuas Sr. Rajoy, espero no felicitarle el próximo año, y gracias a su arrinconamiento quizá haya quien pueda asomarse a la dignidad.

 

Dice José Mª Mauriño; 

Mientras siga mandando y gobernando la Curia Romana, otra Iglesia es imposible.

Mientras siga vigente el actual Código de Derecho Canónico que entroniza al Papa como un Rey Absoluto, otra Iglesia es imposible.

Mientras esta institución eclesiástica siga atada y bien atada a este Capitalismo perverso, otra Iglesia es imposible.

Mientras siga formando parte de las estructuras de esta Globalización financiera y especulativa, esta Iglesia no puede abrir la boca para pronunciar el Mensaje de Jesús.

Mientras no sea capaz de reconocer los Derechos humanos dentro y los exija hipócritamente fuera, otra Iglesia es imposible.

Mientras siga existiendo el Vaticano como Estado pontificio con sus riquezas, su cuerpo diplomático y su poder político, otra Iglesia es imposible. [...] Esa Iglesia de Jesús  no existe, no tiene nada que ver con su mensaje.

Dos símbolos y dos estilos. La Iglesia-fortaleza, parapetada en sus dogmas, su moral inmutable, su ortodoxia, su rechazo a los de fuera, castillo de invierno para proteger a los “buenos”, los “católicos de toda la vida”, los impecables.
La Iglesia-ermita, íntima, pobre, sencilla, con las puertas siempre abierta as los pequeños, los pobres, los atribulados, los dudosos, los increyentes, como las manos de la Virgencita de pueblo que recoge nuestras lágrimas, y una explanada ancha delante para la fiesta, la charla, la música, el baile, la romería, la convivencia, el olvido y el perdón.
Que cada uno identifique estos dos símbolos con quien les parezca: actitudes, grupos, papas, movimientos, posturas, compromisos. Y luego, lo más importante, se pregunte: Y yo, ¿a qué me parezco más a una ermita o a una fortaleza? ¿Cuál de ellas recuerda más a Jesús de Nazaret?
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Más de lo mismo;

 Sobre los aspectos “insuficientes”, el Padre Nicolás afirma que “la voz del Pueblo de Dios no tiene ocasión de expresarse". Es un Sínodo de Obispos y, por eso, no se cuenta con la participación activa del Laicado aun cuando un número de expertos y ‘observadores’ (auditores) asisten como invitados. Me hizo recordar lo que dijo Steve Job (sic): que él estaba más interesado en escuchar las voces de los clientes que las de los productores. Y en el Sínodo todos éramos "productores”.

Ninguno de los participantes ha mostrado intención de realizar cambios, ya que todos han reafirmado la indisolubilidad del matrimonio".
 
“Por eso era difícil evitar el sentimiento de que se trataba de una reunión de ‘Hombres de Iglesia afirmando la Iglesia’, lo cual es ciertamente bueno pero no precisamente lo que necesitamos cuando estamos a la búsqueda de una  Nueva Evangelización. Podemos caer en el peligro de buscar ‘más de lo mismo’.

                  

"Los obispos destacan la necesidad de "hacerse cargo de manera leal y constructiva de las consecuencias de la separación o del divorcio en los hijos" y de "buscar las formas mejores para que puedan superar el trauma de la división familiar y crecer en el modo más posiblemente sereno.

Sobre el asunto que más debate ha causado tanto fuera como dentro de la asamblea, el de dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar, se ha pedido "un discernimiento atento y un acompañamiento lleno de respeto, evitando cualquier lenguaje o actitud que les haga sentir discriminados".

Pero en el documento se plasma la división interna entre los obispos sobre la posibilidad de acceder a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía". (Noticias sobre el sinodo)

Es de valorar estas actitudes de "comprensión" y "condescendencia". No intento ver siempre lo negativo, simplemente es que no puedo creer que sigan pensando que son "ellos" obispos célibes, "entraditos en años" quienes tienen que deliberar y decidir sobre los problemas de una pareja ¿¿ ??.

Siguen sin poner la confianza en la conciencia de las personas. Por otro lado, está el tema de los "sacramentos" ¡qué dilema! ¿qué les diría Jesús? ¿se lo han preguntado? pues es muy sencillo; no hay más que leer el Evangelio; ¿ponía alguna condición cuando de restablecer a la persona se trataba? pero también admitía a publicanos y pecadores, (así considerados por las autoridades), pero para él incluso eran más limpios de corazón, sabían escuchar y eran receptivos. 

En mi opinión estos señores siguen considerándose superiores, "por encima", dado que en ningún momento se habla de tener en consideración la opinión de los interesados, su madurez y sus creencias.

Con todos mis respetos al Papa Francisco, le creo con muy buena voluntad, pero tanto él como quienes lo rodean son "hijos de su cultura" y siguen sin entender los "signos de los tiempos".  

Desde el comienzo de este blog hasta hoy me es grato constatar que se va evolucionando; dentro de la Iglesia ha habido personas que dan grandes pasos aún a pesar de haber sido recriminados/as y "maltratados/as" psicológicamente por las autoridades: También me es grato constatar cómo dichas personas cuentan con un gran apoyo por la mayoría de los cristianos seguidores del Evangelio. Incluso en este pontificado parece abrirse algo de luz .

En la juventud se han dado posturas esperanzadoras como el movimiento 15 M. y últimamente con el grupo político "Podemos". Son "signos de los tiempos" que no cuesta mucho entender, sobre todo a quienes les está tocando pasar lo peor.

 Sin embargo por otro lado está el "involucionismo" de la Jerarquía eclesiástica que sigue en sus trece y no se solidariza con estos grupos que piden que se respeten sus derechos, (vivienda, alimentación, trabajo), en resumen, DIGNIDAD. 

Se repite la situación en la que se encontró Jesús, la cual no dudó en denunciar y del que nuestras autoridades eclesiásticas deberían tomar ejemplo.

                                                                                                        

Pues yo, no demasiado; con respecto a nuestro nuevo papa Francisco; es cierto que ha roto con muchos protocolos y está mirando hacia los más necesitados, sin embargo, creo que urge mirar también hacia otros problemas que si no se erradican ya, el tiempo sigue pasando y no son edades para aparcar ciertas cuestiones, como la verdadera democracia de la Iglesia, el sistema de elección de los diferentes cargos eclesiásticos incluido el del papa; la equiparación de la mujer en "todos" los aspectos y el celibato opcional.

Creo que son temas cruciales que si no se dan ahora soluciones, el próximo que venga seguirá diciendo lo que siempre hemos oído; "las cosas no se hacen de un día para otro" y así ¿hasta cuando?.

Si verdaderamente ha roto con ciertas costumbres desde el primer día, perfectamente tiene autoridad para todo lo demás, aunque me temo que quizá tampoco esté por la labor.