CONSEJOS DE WILLIAM JOHONSTON A SU DISCÍPULO


"Cuando vayas abandonándote al Espíritu, notarás que
debes desprenderte más y más de todo lo que hasta entonces te ha dado seguridad, de todas las necesidades creadas en ti por la sociedad de consumo. Y no sólo eso. Deberás despegarte también de la salud, la fama, los bienes materiales. El desapego más costoso será el de tus amigos, tu trabajo y el deseo de que te reconozcan. A medida que te desprendas de todo ello, sentirás una terrible inseguridad, como si estuvieras desintegrándote, psicológica y hasta físicamente.

Una vez que con lágrimas, angustia y dolor te hayas desprendido de todo, verás que no has perdido nada. No has dicho adios a tus amigos, sino sólo a tu "apego" a ellos. No has dicho adios a las cosas buenas de este mundo sino sólo a tu apego a ellas. No has dicho adios a doctrinas y dogmas, sino sólo a tu apego a esas doctrinas y esos dogmas.

En eso consiste la "iluminación". Ya sin aquellos apegos y necesidades (conscientes o inconscientes) que antes te esclavizaban, irás gradualmente experimentando una paz interior que te procurará una intensa alegría, un gozo como el del mercader que encontró una perla de gran valor; el gozo de todas aquellas maravillosas y extrañas personas que se reían al no poseer ya nada... sino sólo a Dios, su seguridad era no tener ninguna.

Adoptando esta actitud, estarás avanzando cada vez más hacia lo desconocido. Para llegar a un lugar que no conoces, debes ir por un camino que no conoces.

Verás que te vuelves así más humano, más vivo. Descubrirás en ti cualidades de cuya existencia no tenías la menor sospecha. Te deleitarás en esa Sabiduría al lado de la cual la del erudito es pura ignorancia. Te importará cada vez menos la opinión pública, lo que puedan decir o pensar de ti los demás. Si antes ibas a la deriva con la masa , diciendo y haciendo lo que esta dice y hace, ahora te verán aparte, como ser único; y claro está, ello te traerá problemas, a la hora de la verdad, cualquier institución (Iglesia, Estado, universidad u orden religiosa) se siente incómoda con la persona que es "ella misma" , piensa por sí misma y dice con franqueza lo que siente. Esa persona "desentona" no encaja en tal ambiente."

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Aunque me manifiesto con una constante crítica a la institución eclesiástica, he de decir también lo siguiente; a pesar o gracias a ella, hoy me encuentro involucrada en el mensaje evangélico y en cualquier caso, ha sido un medio que me ha proporcionado algunas cosas como la disciplina, fuerza de voluntad, orden, rectitud y otras más, que han supuesto una formación en la que encuentro un gran valor.

Sin embargo también me ha ocurrido como en muchos hogares, que uno/a se acaba por independizar, dado que se encuentra condicionado/a, y llega un momento en que impera la necesidad de vivir fuera de un ambiente en el que con frecuencia no se siente comprendido/a, no se aceptan las propias opiniones, desentonan con lo que siempre se ha vivido en la familia y para realizarse en una madurez personal se hace necesario salir.

No significa que se renuncie a la familia, ella siempre será el hogar, y las raíces son fuertes por el cariño y porque siempre seguirá siendo "la familia" a la que se ama a pesar de no haberse sentido comprendido/a y verse en la necesidad del distanciamiento.

Si luego es la familia quien rechaza, se siente un gran dolor porque nunca se la quiere perder, por eso, en este caso que es más frecuente de lo que parece, con respecto a la institución, siento profundamente ese rechazo y me duele porque yo confiaba en poder llegar a un entendimiento por el camino del común Amor.
"Las personas que no "pertenecen" a una Iglesia, sino que "son" Iglesia, comienzan a tomarse con seriedad los modos que alteran las pautas y creencias del pasado. Comienzan a dejar claro que quieren que su Iglesia se abra a las mujeres, a los homosexuales, a los sacerdotes casados, a las mujeres sacerdotes y predicadoras, y que consulte a los laicos.
Si la Escritura, por ejemplo, no tiene nada que decir acerca de la ordenación de la mujer ¿en qué nos basamos para utilizar a Jesús como quien nos da derecho a impedirla?.
La gente no cuestiona porque rechace la Iglesia. Cuestiona la Iglesia porque la ama. Cuestiona porque busca una vida espiritual, con o sin institución, e incluso al margen de ella si la pertenencia a la misma hace imposible la vida espiritual. Sobre todo cuestiona, porque la Iglesia misma ha creado un ideal que con excesiva frecuencia después ella misma no busca" (Joan Chittister)

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