Cuando en estos días de semana santa veo en la televisión tantas procesiones, gente lacerándose, llorando, lanzando gritos de "¡guapa!"a la dolorosa, a mi también me entran ganas de llorar, por ver "folclorizada" por un lado la representación de Cristo sufriente, e "idolatrizadas" las imágenes. Seguro que más de un@ pensará como yo (si Jesús volviera...).
No me parece mal recordar el sufrimiento de Jesús, como su nacimiento, pero son fechas en las que lamentablemente, lo que se celebra, nada tiene que ver con el evangelio. Siempre habrá quien lo haga con sinceridad, pero la iglesia debería plantearse seriamente un cambio radical.
A la sociedad de consumo, no le interesa que esto quede substituido por una austeridad, es un gran negocio de turismo que atrae masas, contra eso posiblemente no podamos, pero en ese caso ¿no cabría la posibilidad de hacer algo paralelo para que no se identifique la iglesia con estas tradiciones de siglos pasados, llenas de una sintomatología altamente "sospechosa"?
Yo personalmente, sólo celebraría la pascua, porque el calvario lo tenemos a nuestro alrededor constantemente, incluso en nosotros mismos. Nuestra "dolorosa" debería ser, las madres de tantos hijos desaparecidos, o privados de libertad por tratar de mejorar situaciones, aquellos a quienes se les niega lo más elemental, que carecen de los más básicos derechos humanos.
Ante tanta problemática y sufrimiento, donde el Cristo crucificado es la realidad, nuestras manifestaciones externas de dolor deben estar en el compromiso social. Quizá no haga falta ir a ninguna parte, puede que esté a nuestro lado; familias sin vivienda, en el paro o con enfermedades que necesitan ayuda física o moral.
Esta realidad es constante, por lo que yo celebraría la Pascua llevando el verdadero mensaje, optimista de que todo pasa y la verdadera Vida existe y debemos buscarla, hay muchos que ya la han encontrado. En la lectura del Evangelio se aprende bastante.
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Yo, realmente, no llego a entender bien este tipo de manifestaciones, aunque comprendo que pertenecen a la historia de un pueblo, a la cultura, a la tradición, aunque sin duda, se podría prescindir de todo esto y el mensaje crístico para nada quedaría devaluado...
Se podría, sin duda, destinar tanto gasto innecesario a cosas más importantes como serían paliar el hambre, la injusticia, las desigualdades tan marcadas en nuestro mundo y, de esta forma, seguir de forma mucho más fiel el ejemplo de Jesus y no traicionar, sino todo lo contrario su mensaje.
Creo que la espiritualidad es algo íntimo, personal y este tipo de manifestaciones, salvo excepciones, que siempre existen, tienen poco de espiritual y vaya todo mi respeto para las gentes de bien que vuelcan su fe en estos u otros ritos, pero nunca a las instituciones que las fomentan quedándose en la forma para olvidar el fondo.
Un abrazo