En una mañana más, ante el silencio de la niebla envolvente, la invitación a la paz armoniosa se hace inevitable; no es evasión de la realidad, es detectar la presencia de quien acompaña, sin despreciar el regalo de unos momentos de intimidad entrañable.







Se descubre así, que todo lo negativo que hace vivir una realidad bien distinta, no finaliza con el derrotismo o la depresión, porque la energía de quien nos acompaña ilumina por encima de toda oscuridad, y se presenta para hacernos tomar la mejor decisión

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