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Es muy difícil expresarse con sinceridad queriendo ser consecuente y objetiva sin herir sensibilidades.
La pretensión de este blog, es irradiar buenas energías que comuniquen equilibrio y conduzcan a la clarificación, aceptando nuevas ideas, sin presuponer nada, sabiendo que la verdad es de Dios, de su Espíritu comunicado a los hombres desde toda la eternidad.

Dice el libro de Isaías (48, 4-5):
"Yo sabía que tú eres obstinado.
Por eso te anuncié las cosas hace tiempo,
y antes de que ocurrieran te las di a conocer"

Es la comunicación constante entre Dios y el hombre, ajena a todo control humano, hecha realidad desde siempre a través de los medios que en cada época se tienen al alcanace.
El más universal está en la vida misma, en la naturaleza y como consecuencia dentro de la persona, independientemente de sus creencias.

Si Jesús quiso poner todo "patas arriba" con respecto a la "institucionalización" que coartaba libertades impidiendo a la persona realizarse libremente, es incomprensible que quienes intentan "volver a las andadas" hayan reparado en el mensaje del evangelio.
Estas son personas que necesitan el milagro de que "se les abran los ojos y vean" de que "estando paralíticos, se marchen con su camilla a cuestas" de que estando muertos, vuelvan a la vida". ¿Será que no hay interés de postrarse ante el Altísimo y pedir Sabiduría?.
Se está ciego, cuando por encima de todo se quiere hacer prevalecer la propia opinión y además, creyéndose portavoz de la voluntad de Dios.
Se está paralítico cuando no se avanza, porque eso es retroceder, cuando se añora el pasado como mejor, tratando de volverlo a hacer presente, cuando el miedo a dar un paso arriesgando algo, paraliza.
Se está muerto, cuando se espera al "más allá" para resucitar, sin darse cuanta de que la Vida está ya presente en un Todo en el que nos movemos y que morir, es un paso más de la Vida.

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Reflexionando sobre el modo de contactar con personas que se encuentren en camino de búsqueda hacia una fe actualizada, me ha parecido éste, un medio a través del cual podemos unirnos en nuestras inquietudes con un pensamiento crítico que ayude a construir una iglesia, no paralela, sino más auténtica, que responda al genuíno mensaje de Jesús, buscando la esencia del evangelio, tan actual como la vida misma.


Me confieso creyente, dentro de una Iglesia que nada tiene que ver con la "institución" a la que considero en la mayoría de las veces una "piedra de tropiezo" y en la que no encuentro el espíritu del Evangelio.

Llevo demasiados años oyendo que "las cosas no pueden cambiar de un día para otro" pero el caso es, que no hay voluntad de cambio, sino más bien al contrario.

Estamos volviendo a las "indulgencias" "jubileos" "canonizaciones" a la prohibición y retirada de ciertos libros como el de (J. A. Pagola ) "Jesús , aproximación histórica" y a seguir considerando que quien cumpla con todo aquello que el Vaticano ordena y crea todo lo que declara "dogma de fe" ya está en el buen camino.

Yo acostumbro a pensar por mí misma y todo esto no me cuadra con el evangelio, puesto que Jesús vino a liberar, como lo demuestran los relatos evangélicos en los que su mensaje siempre se manifiesta en contra de instituciones cerradas que no dan cabida a quienes piensan diferente, marginan y cargan las conciencias de culpabilidades, y están lejos del respeto a la dignidad de la persona valorándo la ley por encima de ella.

Es una pena que esta iglesia "institución" no tenga para ofrecer algo más atractivo en su fachada, como el estar codo a codo con los problemas actuales en lugar de censurarlos, amar como el padre al hijo pródigo acogiendo, liberando del celibato a quienes quieren seguir ejerciendo el ministerio sin tener que renunciar a una familia o pareja que complemente su labor, y estando en actitud de servicio tratando con suma delicadeza y pedagogía la problemática de la juventud.

Una iglesia que aproveche los valores que hoy tiene mucha parte de la juventud y no sabe por donde encauzarlos por falta de dirigentes que oferten un mejor conocimiento del evangelio.

Una iglesia en donde se nos considere como miembros auténticos, no como meros "espectadores".


Una iglesia en donde la mujer ejerza otro papel que no sea el de obtener "permiso" para distribuir la comunión ¡Qué gran honor! y pasar el cepillo, limpiar, preparar los atuendos para el párroco etc. etc. ¿y todavía nos quejamos?. Esto sí que es machismo, marginación, y vivir en la cultura del pasado.

Por eso, desde mi humilde posición, os invito a que participéis con vuestras opiniones y de alguna manera tener contactos cada vez más vivos incluso realizar si fuera posible, encuentros para compartir nuestras opiniones en torno a la fe.

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